Sobre el llamado «socialismo real»

por mklippa

Quien haya leído mis dos últimas entradas y no me conozca bien puede haber creído, debido a mis críticas al sistema capitalista o a alguna referencia a autores como Karl Marx o Rosa Luxemburg, que soy un «bolchevique» o algún tipo de nostálgico de los sistemas que se instauraron el pasado siglo en la URSS o Europa del Este. Nada más lejos de la realidad. Si bien podría considerarme a mí mismo como un socialista o un comunista, en el sentido de que creo que no debería existir la propiedad privada de grandes medios de producción o riquezas naturales, no pienso que este tipo de sistemas fueran efectivamente comunistas ni socialistas, pese a lo que declaraba su propaganda oficial. Para mí, si me permitís la comparativa, los sistemas «socialistas» de corte leninista/estalinista que existieron a lo largo del siglo XX en varias partes del mundo son el equivalente «rojo» de lo que pudieron ser el despotismo ilustrado a la Ilustración o el imperio napoleónico al liberalismo político.

Si me permitís ahondaré un poco más en el porqué de este pensamiento. Para Karl Marx, el estado socialista es un periodo de transición a la sociedad socialista o comunista, en la que no existe ningún Estado (siendo así sus diferencias con Bakunin y otros teóricos anarquistas meramente metodológicas, que ya es bastante). Sin embargo, en los estados autodenominados como «socialistas» el Estado unipartidista era el que se ocupaba practicamente de todo, desde la economía a la política. Si bien estos estados en teoría estaban basados en instituciones democráticas, los «soviets» (consejos o asambleas de trabajadores, campesinos y soldados), en la prácticas estos soviets fueron perdiendo poder en beneficio del Partido Comunista, que a su vez se fue burocratizando cada vez más. Este tipo de sistema fue calificado como «capitalismo de Estado» por varios autores, ya que en realidad supone una continuación de las relaciones capitalistas de explotación a los trabajadores, esta vez asumiendo la burocracia del Estado y el aparato del Partido el rol de explotadores que una vez tuvieron la nobleza del Antiguo Regímen y la burguesía capitalista . Para otros autores críticos, principalmente trotskystas, estos estados no fueron sino «estados obreros burocráticamente degenerados». Sea como fuere, este tipo de Estado parece del todo incompatible con la idea marxiana del periodo de transición entre el Estado capitalista burgués y la sociedad socialista.

«Sin elecciones generales, sin libertad de prensa, sin libertad de expresión y reunión, sin la lucha libre de opiniones, la vida en todas las instituciones públicas se extingue, se convierte en una caricatura de sí misma en la que sólo queda la burocracia como elemento activo.» Rosa Luxemburgo.